<div class="getsocial gs-inline-group"></div>

El termino correcto es antropomorfización: la atribución de características y cualidades humanas a animales de otras especies, a objetos o a fenómenos naturales. Revisemos qué implica humanizar una mascota, en este caso un perro.

Por qué está mal?

El perro puede copiar conductas humanas qué favorezcan su supervivencia, como cruzar puentes, cruzar en semáforos, coger el metro (caso de estudio que fue llevado a caboMoscú), pero el ponerle ropa, cargarle y hablarle como bebé solo traen desequilibrios en el.

Ponerle ropa.

La co-evolución del perro con el humano ha logrado que este se disperse por el mundo. El perro es el único animal que se encuentra en todo el planeta. Puedes encontrar uno en la montaña, en la playa, en el oriente, en la selva y en el desierto.

Es el animal con la mejor capacidad de adaptación, es por ello que podemos encontrar diversas razas con diferentes tipos de adaptaciones según el lugar donde se encuentren. Pueden mudar su pelo según el clima que le toque, engrosar el pellejo de los cojinetes para soportar piso caliente (caso visto en isla Isabela, Galápagos) o en algunos casos hacer crecer un sexto dedo para poder subir por las montañas rocosas para cazar aves (Lundehund, Noruega).

Nos olvidamos que tienen grandes colmillos y que a los 6 meses de edad ya son capaces de valerse por su cuenta (cosa que no puede hacer un humano). El subestimarlos es maltratarlos.

¿Pero, por qué está mal humanizar?

El perro es un animal que vive en grupo (animal gregario) y en ese grupo hay jerarquías. A diferencia del lobo, el perro puede seguir a un líder de otra especie.

El ser humano tiende a tratar a los perros como niños, subestimándolos y creyendo que no van a ser capaces de sobrevivir por su cuenta. Cuando en el cerebro del perro está ocurriendo totalmente lo contrario.

Al tratarlo como bebe el perro lo que está viendo que es que su «líder» es débil y en su capacidad de adaptación lo que funciona es «debo ser el fuerte aquí para que todos salgamos vivos». Mientras el humano le de comida, el se encargará de la seguridad de los demás y de controlar su territorio. Y es ahí donde vienen los problemas, le permitimos al perro que tome ciertas decisiones por nosotros (sin darnos cuenta) y terminamos siendo el empleado del perro. De aquí salen los casos de perros que se orinan en toda la casa, que muerden a los vecinos, que ladran constantemente y que son inseguros.

¿Qué debemos hacer para corregir todo esto?

Primero debemos dejarle al perro ser perro, no hablarle ni tratarle como niño.

Luego debemos asumir el papel de líder o jefe de la manada, así lograremos que el perro regrese a su posición en el escalón de jerarquía de la casa. Nunca puede ser un igual, ni de los niños. Es parte de la familia pero sigue siendo el perro. Tal vez suena feo pero él lo entiende a su manera y te lo agradecerá.

A un perro se le debe hablar con firmeza y seguridad, recuerda que ellos siguen a líderes seguros y que les den confianza.

¿Tú seguirías a un líder que no tiene idea que va a hacer con su vida? ¿No verdad? Pues bien, ¡el perro tampoco!

Te invitamos a conocer nuestra escuela para perros ubicada en Quito para descubrir cómo educar correctamente a tu mascota.